Hacha Grande (562,32 m) del Monumento Natural de
los Ajaches
El pasado jueves, cinco de
julio del año en curso 2018, andurriamos
por el Monumento Natural de Los Ajaches, la zona más antigua de Lanzarote.
Su historia geológica, de origen volcánico como toda Canarias, se remonta sobre los treinta millones de años.
El edificio que arranca desde el fondo marino emergió a la superficie aproximadamente hace alrededor de quince millones de años
con erupciones masivas hawaianas en forma de escudo que se prolongaron cerca de tres millones de años.
Desde entonces los fenómenos erosivos han desmantelado el macizo siendo en la actualidad sensiblemente menor a la mitad de su dimensión inicial.
El
aspecto actual de Los Ajaches se ha modelado además de por los agentes
erosivos también por fenómenos de transgresión y regresión marina
(levantamiento sobre el nivel del mar de 5, 15 y 50 m. en tres etapas
diferentes) y, ya en
la época de las erupciones fisurales estrombolianas, por el relleno de la rasa
marina de Rubicón por lavas de Mtña Roja y Atalaya de Femés.
La mañana aparecía despejada y ventosa, así que de camino al punto de salida ubicado en las proximidades del punto de control de acceso al citado lugar, iba pensando en alguna ruta alternativa.
Una vez allí decidí encarar la travesía dirigiéndome al E
siguiendo el camino de tierra que va a parar a dos casas situadas a piedemonte,
justo entre el Hacha Chico y el Grande,
pensando que si el viento arreciaba mucho en lugar de ir al pico más alto me conformaría
con el más pequeño.
Al rato me di cuenta de que no iba a ser éste el
protagonista sino el calor, menos mal que a ratos corría algo de brisa y en las
alturas soplaba lo suficiente como para refrescar pero nunca en exceso.
El citado camino discurre casi paralelo a una pequeña barranquera vierte
aguas de la cara sur del Hacha Grande y la norte del Chico, por la zona
conocida como Breña Esteba.
A la mitad me acerqué al barranquillo para comprobar si por esa zona se
podía encontrar la salvia menuda o salvia
aegyptiaca. Efectivamente allí estaba, con flores diminutas
incluidas.
La vegetación es rala y escasa con predominio de aulagas -launaea arborescens- o matabruscas –salsola vermiculata y tetrandra -, alguna
de estas últimas están ya en fructificación y empiezan a desarrollar alrededor
del fruto alas semitransparentes muy vistosas a la luz del sol.
A la altura de las casas el camino se convierte en estrecho sendero que
sigue subiendo por el lado norte de la barranquera, por la parte de las faldas
del pico al que pretendíamos llegar.
Una vez superadas las viviendas, bien
protegidas por sus respectivos canes que avisan de nuestra presencia y concitan
airada réplica de mis queridas acompañantes, Lua y Luna, muy en su papel de
defensoras y poco conscientes de su tamaño; observo una mancha verde a la
derecha y me acerco a observarla, una melonera, relativamente abundante en este
rincón y que dan un tono de verdor a estos secarrales.
Ya las había visto al otro
lado, en las proximidades de Playa Quemada y en los barrancos que fluyen hacia
la Punta de Papagayo. Se trata de Citrullus colocynthis o cohombrillo melonero
(cohombrillera, cojombrillera, sandiera venenosa), planta tóxica muy vistosa en el contexto en el que se encuentra.
Prácticamente
ya al pie del acantilado fósil y en la unión de las barranqueras sur y norte de
ambos Ajaches –se utilizan ambos nombres, hacha o ajache- vuelvo a la senda
y
por ella completo la subida hasta llegar al borde de la pequeña crestería
conformada por Los Morros de Ajache Chico, Hacha Chico, La Degollada de Juan
Perdomo, Hacha Grande, La Degollada del Portugués, El Morro de Los Dises, Pico
Redondo y El Pico de La Aceituna.
Mirando al norte, a la
izquierda se aprecia el camino ya recorrido, parte de la vasta llanura o
antigua rasa marina del Rubicón con dos tonalidades diferentes que marcan el
límite entre la zona ocupada por las coladas más recientes y oscuras del
conjunto de La Atalaya de Femés y las
más antiguas y claras de Montaña Roja y los derrubios del piedemonte de esta
zona. A la derecha observamos el Bco de Juan Perdomo encajado por la vertiente
sureste de Ajache Grande y la noreste de Ajache Chico y sus Morros.
Como el viento en lugar de
molestar es un alivio decido emprender la subida por el sendero bien marcado y
empinado que en dirección N nos lleva al vértice geodésico de esta parte del
macizo.
Al culminar el primer repecho y aun sabiendo que este sendero lleva a
la cima por haberlo observado en su día desde la cima del pico homónimo, viendo
la pendiente y considerando que por la derecha ésta es menor me desvío al NE.
Al principio se transita bastante bien pero al rato me doy cuenta que la
decisión no ha sido muy acertada dado que al no haber senda clara, más bien
caminos de cabras entrelazados, aumentar el desnivel y tener que decidir a cada
paso la mejor vía a seguir, corrijo el rumbo al NO hasta volver a la senda de
subida, ya casi al final del trayecto. El terreno es muy suelto y la vegetación
todavía más escasa. Al final el esfuerzo se ve recompensado por la magnificencia
del lugar tal y como se puede apreciar en las imágenes siguientes:
Aprovecho la cima como suele ser lo habitual para hacer la parada correspondiente, reponer fuerzas, disfrutar del paisaje e inmortalizar el momento.
El camino de regreso lo realizo por la senda ya citada que está bastante bien señalizada por innumerables montoncitos de piedras. La travesía transcurre con normalidad aunque algunos tramos hay que afrontarlos con precaución para evitar sorpresas desagradables.
Aún en lugares tan áridos como éstos con la vegetación reducida a su mínima expresión podemos encontrarnos sorpresas como ésta, un magnífico ejemplar de alcaudón oteando el territorio.
Recién iniciado el pasado siglo XX anduvo por estas tierras el geólogo Eduardo
Hernández Pacheco. En su cuaderno de viaje, Por los campos de lava editado por TORCUSA y Fundación César Manrique, Madrid
2002 (pgs 215-219) afirma en relación a Los Ajaches: El suelo que pisamos es el más viejo de la Isla (…) El basalto de estas
montañas está dispuesto en bancos que sensiblemente parecen horizontales (…) la
cresta de la sierra se presenta descarnada y formando filo y arista sumamente marcadas
hacia las dos pendientes del E y del O, lo cual me explica el nombre de Ajaches
y los de Hacha Pequeña y Hacha Grande (…) este último tiene el mismo aspecto marcadamente aristado (…) si bien es más agudo (…)
los Ajaches se alzan de pronto muy abruptamente sobre la dilatada planicie que
constituye el extremo SO de la Isla. La vertiente de este lado es una ingente y
empinadísima escalera (…) producida por los fuertes y persistentes embates del
mar (…) y nos vemos forzados a admitir cambios de nivel en el mar (…)
Las
vertientes orientales, digo, difieren por completo de la occidental. De los
picos arrancan hasta la bahía de Juan de Ávila, disminuyendo lentamente en altitud
desde las puntas de arranque hasta la costa. (…) Entre ellos existen profundos
valles cuyo fondo ocupan hondos y secos barrancos (…) lo escarpado, pelado y
abrupto de las laderas, unido a la gran cantidad de agua que en poca horas cae
(…) hace (…) que los fenómenos de erosión, denudación y transporte adquieren
tan gran intensidad que compensa las poquísimas veces que el fenómeno se
verifica al cabo del año. (…) escasez de
tierra vegetal del macizo montañoso, en el cual la roca viva se presenta en
todas partes al descubierto.
Estas acertadas palabras son un fiel reflejo de lo vivido, percibido y sentido en el día de hoy, naturaleza salvaje cuasi en estado puro, predominio de azules y ocres, belleza extrema de la sequedad y horizontes grandiosos los mires por donde los mires.
Para saber más:
- Rodríguez Fernández, Roberto (director y coordinador). Guía geológica del PN de Timanfaya IGME y Everest, León 2010.
- VV.AA. GEO-RUTA. Los Ajaches: En el corazón de un antiguo volcán. Geoparque de Lanzarote, IGME, ULL, Cabildo de Lanzarote. Madrid 2016.
- Bramwell, David y Zoe. Flores silvestres de las Islas Canarias. Rueda, Madrid 2001 4ª edición.
- Eduardo Hernández Pacheco. En su cuaderno de viaje, Por los campos de lava editado por TORCUSA y Fundación César Manrique, Madrid 2002
- http://www.floradecanarias.com/
- http://www.geoparquelanzarote.org/